Ruta
Latina
Punto de salida:
Iglesia parroquial de San Miguel Arcángel
Se trata de una ruta sencilla, pero recomendable en otoño o en primavera, por la falta de sombras. Si la haces en bicicleta, es cómoda. Si la realizas andando, son 11 kilómetros en línea recta desde Villamayor, o 19,8 kilómetros si realizas la ruta circular, por los caminos y los campos de la Armuña.
En bicicleta y andando.
DATOS TÉCNICOS
Distancia: 19,8 Km
Tiempo: 3:30h
Desnivel positivo: 141 m
Dificultad: Fácil
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DESCRIPCIÓN
Un recorrido de una parte de La Armuña, por una zona llana sin complicaciones, entre sembrados y algunas encinas, hasta llegar a la antigua finca de Valcuevo, por detrás del municipio de Valverdón, donde se podrá contemplar un obelisco, el monumento a Cristóbal Colón erigido en una antigua finca de los Dominicos, que tanto hicieron para el viaje a América, en la que Diego de Deza informó del proyecto de Colón. Una ruta con ramificaciones a otras veredas de Villamayor.
QUÉ PODEMOS VER
MONOLITO A CRISTÓBAL COLÓN
Esta ruta finaliza en el monolito levantado en honor a Cristóbal Colón, ubicado en el parque de Valcuevo, que fue la alquería de los Padres Dominicos del Convento de San Esteban de Salamanca y perteneciente al término municipal de Valverdón. En 1485 Cristóbal Colón llegó a Salamanca en busca de apoyos para su viaje, y encontró el respaldo del dominico Diego de Deza, que difundió las ideas del navegante entre sus compañeros frailes que habitaban la finca de Valcuevo. En el monolito, erigido en 1866 por Mariano Solís y García, se dice: “A Cristóbal Colón, en memoria de las conferencias habidas en este sitio de Valcuevo para el descubrimiento del Nuevo Mundo”. Y en una publicación titulada ‘Álbum dedicado a Cristóbal Colón por los estudiantes’ se recuerda: “En la mañana del martes 3 de abril de 1866 el Claustro general de esta Universidad literaria, presidido por su Rector D. Juan José Viñas, celebró en Valcuebo, en unión de su digno propietario el Sr. D. Mariano de Solís, la erección de un Monumento costeado por este último y dedicado a perpetuar la memoria de la época sublime, en que los inmortales genios de Cristóbal Colon, de Fr. Diego de Deza y de tantos y tantos sabios, disentían desde el oscuro rincón de una celda, los medios de descubrir un nuevo mundo”.